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11 de mar de 20211 min.

PENINSULA PARIS *****

Actualizado: 12 de mar de 2021

Hemos confundido muchos fines de semana de familia, con luces y Eiffeles. Mi querida hermana ha vivido durante cinco años en París y para ella, oprimida por la belleza y el rumor del Sena, ya no hay Chuecas ni Malasañas.

Fines de semana de paseos interminables, de queridas cristinas, de fernandinos Elíseos, pigalles, campos de marte, Véndomes, barrios latinos y restaurantes en la casa de Japón.

Y un sábado cualquiera de un fin de semana parisino cualquiera, paseando por la casualidad de calle menor, encontramos, en el impresionante vestíbulo de uno de los mejores hoteles del mundo, miles de delicadísimas hojas de Murano suspendidas en el aire en la formación de un violento remolino de pétalos transparentes.

Y por supuesto, cual pudiente huésped crucé el petulante umbral, para maravillarme de aquella exquisita escultura en la que la luz se abre paso entre sus hojas, cubriéndola de misterio. Pasé tanto tiempo que, director de hotel e ilegítimo huésped fueron uno admirando cristalinas hojas de arce.

Ha sido parada inexcusable y recurrente de excursiones parisinas.

F.N.

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