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  • Foto del escritorCSG

ENTERRADOS

Domingo, 7:30 a.m., desayunando y hablando de locas aspiraciones con mi hija, me dice, “deberías tener cuidado con las hormigas”.


Todavía recuerdo la fascinación que nos produjo, a finales de los 90, descubrir el gimnasio enterrado de Ferrater en el Hotel Juan Carlos I de Barcelona, un polígono irregular de luz que hiere de muerte a corazones de arquitectos sensibles.


Y, rechazado en su día, a nadie le extraña ya, cómo recibe a turistas amantes del arte, el museo más famoso del mundo. La luz de la pirámide de Pei en el Cour Napoleón, da vida al enterrado distribuidor de giocondas, venus, samotracias, esfinges y medusas…


Codicio, como el asesino del “Silencio de los Corderos” a su primera victima, poder proyectar un edificio enterrado. Como Higueras su propia casa, como la cruel grieta que define el museo “Earthquake” en China, como la entrada de la gaditana casa del infinito de Campo, como la bestial escalera de la casa “Brutale” del estudio OPA en la costa Egea, …


¡Intentaré resolver el tema de las hormigas…!


F.N.




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