Chalado, perturbado, chiflado, ido, vesánico, demente, enajenado, …
Quería escribir sobre la bondad de Van Gogh. “… este invierno he encontrado una mujer encinta abandonada por el hombre de quien llevaba el niño en su cuerpo. Una mujer encinta que, en invierno, erraba por las calles. Yo he tomado a esa mujer como modelo y he trabajado con ella todo el invierno… Me parece que cualquier hombre que valga por lo menos, el cuero de sus zapatos, al encontrase ante un caso semejante, hubiese hecho lo mismo”.
Quería escribir sobre Van Gogh, sobre su devoción por Gauguin, sobre una admiración que derivó en locura. Quería escribir sobre aquel síndrome de personalidad limítrofe que le condujo al aislamiento social, al suicidio.
Y aquella locura, síndrome bipolar por excelencia, me ha llevado al vínculo inexorable entre fuerza creadora e inestabilidad psíquica, a la relación inequívoca entre demencia y genialidad.
Tormento e ingenio repartidos a partes iguales en Gaudí, el mas grande entre los grandes, en Poe, loco de alcohol, loco creativo, como Newton psicótico y bipolar, como Munch, Tolstói, Picasso, Chaikovski, Lord Byron, Schumann, romántico, depresivo, alcohólico, suicida, paranoico, se ligó el anular derecho de la mano como otros entregaron su oreja por amor. Como Tesla, Hughes multimillonario empresario, ingeniero, aviador, loco loquísimo, Nash, Proust, Mozart, Hemingway, Virginia Woolf, …
“Los hombres me han llamado loco, pero todavía no está determinada la cuestión de si la locura es, o no, la forma mas sublime de inteligencia, si la gloria, si todo lo que es profundo no brota de la enfermedad del pensamiento …”
F.N.