El miércoles pasado estuvimos con nuestros queridos amigos María y Antonio, cena de risas, canto y Lavagulin. Y, estuvimos hablando de su hijo Guillermo que estudia arquitectura en el CEU.
Hace bastantes años, seguramente demasiados, cuando solo tenía ojos para mi querido Nacho Vicens, fui a visitar su, por entonces, última obra, una residencia de ancianos de doble piel y blanca piedra. Y allí la madre superiora me contó que, previo a la inauguración, el propio arquitecto ayudó a limpiar escoba en mano.
Y me dijo que, nada de Nacho, …, que, se llamaba Juan Carlos y que todas las monjitas le idolatraban. Así fue, como descubrí a los maravillosos arquitectos Sancho y Madridejos, coautores de aquel imponente refugio.
Y, ellos, compitiendo con Tadao, han diseñado una de las capillas más hermosas Nunca Jamás construidas. Nos “plegamos” ante la belleza de la “Capilla de Valleaceron”, seleccionada por el MOMA, llena de premios, himno a la sobriedad. Superficies “plegadas” a la razón, a la luz, a la perfección. Sucesión de espacios “plegados”, cerrados, abiertos, llenos de sombras, que rompen la vista, que turban la comprensión.
Pues, esta maravillosa arquitecto, compañera de aquél que barría con cariño, dueña a dos, del “origami” más elegante, imparte maestría en el CEU.
Nunca Guillermo, ha estado en mejores manos.
F.N.
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