Como el orgullo de admirar los 181 metros de la majestuosa “Caleido”.
¡Perfecta incorporación!
Como Cristina, que subió a distinguido púlpito para declarar su devoción por Pepe…
Como aquel escurialense José Antonio que recitó versos de pasión por Inés…
Como María Gracia que se moría de amor por Gonzalo…
Arropados por el mejor Moncho, por la belleza imponderable de Verónica, quisimos ser los anfitriones de la mejor cena, impresionar como lo hizo nuestro joven Utzon en el concurso de la Ópera de Sidney, persuadir a los insignes Valle con elegantes pucheros, embriagarlos con acíbar color miel, …
Y, Concha, nuestra ya, queridísima Concha, dulce fantasía de Fernando, subió al pódium triunfal junto a vencedores absolutos de pruebas, catas y ensayos.
Como si Mbappe fichara finalmente por el Madrid …
F.N.
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