Parece difícil justificar este 2º puesto en pecaminosidad, cuando durante siglos ha estado encumbrada como inequívoca invicta entre las capitales faltas de terrenal condición. Y sin embargo, Gustav Klimt fue capaz de representar con dulce belleza a Danae, mientras Zeus siempre lujurioso, se cuela entre sus piernas.
Dando por buena la definición de lujuria como “exceso o demasía en algunas cosas”, y si esta demasía no conlleva daño a nadie, ¿sería condenable el pensamiento, la palabra o la acción adulta y consentida?
Seguro que lo peor de su propia definición es, el “exceso”. ¿Hay cualquier otra condición humana que no pueda llegar a ser reprochable por exceso?
Es cierto, que la sola palabra “lujuria” pueda inducir a pensar que es el más grave de los pecados, pero creo que es solo eso, es solamente lo sombrío y oscuro del término, durante siglos condenado y proscrito cual despojo letal. Pero si asimilamos la lujuria a la manifestación del amor, pocos habrá que lo condenen a arder en el rojo fuego del infierno.
Creo…
F.N.
