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ARRIBAS

Le Corbusier, autodidacta sensible, no fue a la universidad y sin embargo, se convirtió en uno de los grandes representantes de la arquitectura del S.XX.


Si Bramante le regaló a los Reyes Católicos San Pietro in Montorio, ochenta años más tarde, Juan de Herrera quiso regalarle a su nieto Felipe II, el más bello templete renacentista en el Patio de los Evangelistas del Monasterio de El Escorial.


Gracias a nuestro gran amigo Antonio Arribas, insigne arquitecto y hermano de abad agustino, pudimos acceder a una visita personalizada por los espacios más privados de la joya del renacimiento español. De repente, los espacios escurialenses más exclusivos, bibliotecas, templetes, criptas, colosales escaleras, sacristías, grandiosas batallas y jardines, se abrieron solo para nosotros.


Y como Le Corbusier en su Real visita al Monasterio en 1.928, “que puedo enseñar yo de arte moderno a esta nación que ha creado El Escorial”, o Aalto en 1.951 “en su búsqueda del inconsciente”, ineludiblemente, ya formamos parte de la sumisa corte de Felipe II.



F.N.




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