Catedrático de todos, ha vivido tantos años en su Cátedra de Urbanismo de la Escuela de Arquitectura Madrid que muchos, todos los arquitectos, le reconocen y admiran como “el profesor”.
En el año 2.009, el Colegio Oficial de Arquitectos de Burgos, Colegio entregado al reconocimiento de la excepcionalidad, le otorgó, ya con 84 años, el premio “Trayectoria Profesional” en agradecimiento a toda una vida dedicada a la docencia y a la arquitectura racionalista.
Premio absolutamente merecido, los proyectos de sus viviendas para militares en El Encinar y Zaragoza, sus Universidades Laborales, la imponente pirámide de Huesca y su querida Escuela de Naútica en Cádiz, atestiguan que no solo impartió maestría en la Escuela sino también en tableros y dibujos.
Zanón nos pidió que le acompañásemos a Burgos y recuerdo que en el viaje iba repasando unas fichas escritas a mano con su discurso de agradecimiento. Hablaba de Urbanismo, de la Bauhaus, de la Escuela alemana de Planeamiento, de Filosofía,… Era tan largo, lo repitió tantas veces que, seguramente a fuerza de insistir, se me hizo algo denso y rogué para que durante la ceremonia no durmiese al público entregado.
Ya en Burgos, horas previas al acto, D. José perdió las manuscritas fichas y ya sin tiempo para replicarlas, la desesperación le invadió cuerpo y mente.
En una clara demostración de privilegiado instinto y envidiable memoria, durante su alegato se olvidó de discursos filosóficos y solo contó anécdotas de su sociedad con el exquisito Laorga, de sus colaboraciones con Oiza, de sus amigos Carvajal, Población, Campo, y muchos otros …
Fue un absoluto éxito como lo demostraron, algarabías, felicitaciones y un rotundo aplauso que duró más de quince minutos.
No hizo falta que sacara sus fichas, de mi bolsillo…
F.N.
