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Foto del escritorCSG

FERNANDO HIGUERAS

En otra manifiesta demostración de inteligencia, mi padre dirige sutilmente a sus hijos, haciendonos creer que las decisiones son nuestras...


Todavía recuerdo cuando de pequeño, todos los domingos al pasar por delante de la Ciudad Universitaria, insistía que debía ser arquitecto para proyectar, algún día, un edificio como la famosa “corona de espinas” de Higueras.


Aquellos consejos salpicados de fantasía, se incrustaron en mi mente de tal manera que años después no concebía otra profesión que no fuera la de modelar edificios.


Higueras forma parte inequívoca de esa generación de heroicos arquitectos, tuteándose entre iguales con Carvajal, Coderch, Torroja, Fisac, Ruiz de la Prada, Corrales y Molezún, …


Su “corona” y las viviendas para militares son dos hitos arquitectónicos de una excelencia difícilmente repetible, muestras de la plasticidad del hormigón y solo, la costumbre de verlos con repetida frecuencia, justifica que no insistamos en la admiración que provocan.


Rebelde, crítico con todos, genio inteligente, bebedor, músico, enterró su propia vivienda en un alarde de talento.


Soy arquitecto gracias a Higueras… y, ¡a mi padre!



F.N.














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