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  • Foto del escritorCSG

OTEIZA

Vibraciones del alma al tocar sus vacíos, sus llenos, sus santos sin rostro. Vibraciones que nos sumergen en el abismo de la belleza.


Y como no podría haber sido de otra manera, después de serras y chillidas, tuvimos que ir a Pamplona a charlar con Oteiza.


Y si a Serra le faltaba el sol que proyectara sombras y claroscuros, a Oteiza le falta el mismo sol y un mejor techo. ¿Qué le pasó a Oiza para oscurecer con sombrías paredes las esculturas del más grande? ¿Qué le pasó a Oiza para cubrir de sombra, de yerra tristeza, las mejores esculturas del mundo?


Y aún con pesada losa de sombríos techos, las esculturas de Oteiza lucen con la brillantez de la prosa de Béquer, con la soberbia de San Pietro en triste convento, con la arrogancia de Plensa en anodina calle neoyorquina.


Y al ir a comprar su catálogo, todos en vasco, en francés, en mandarín, en …, nada de nada, en el idioma del toro.



F.N.




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